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-- 162 - rios místicos de su Unigénito con la san- su actitud, ta doncella. La parte inferior de este cuadro descansa sobre el de santa Cata– lina, y la superior toca al arco de la bó– veda, adaptándose é la curva del mismo. Este cua<lro dicen los inteligentes que es también obra de Murillo, aunque no ha faltado quien lo atribuya á su discípulo Meneses Osorio. Los cuadros laterales del altar, empe– zando por el lado del Evangelio son los de San José y de San Miguel. ElPatriar– cá tiene al Niño cogfdo por la mano iz - quierda, y en la derecha lleva el divino infante una cestita colgando. El rostro de Jesús está iluminado con luz del cie lo, y los rasgos de su fisonomía son ver– daderamente divinos; la actitud en que camina, con los ojos elevados hacia el cielo, y aquel pie desnudito que sale por debajo de su túnica, hacen brotar en el alma piadosa el deseo de besárselos y de comérselos. Torbellino de querubines y nube de gloria bajan sobre la cabeza del Niño Dios, y envuelto en aquellos res– plandores, so adivina más que se ve, al Espíritu Santó en forma de paloma, des– cansando sobre El. La figura del santo es nobilísima, su actitud' respet'uosa, su postura muy natural, y hasta las flores de su vara dan cierto realce al claro obs– curo del lugar en que sobresalen. Este cuadro parece á todas luces. de Murillo, ?ll de s. José. sobre todo el Nifio; pero algunos lo dan como obra de Meneses. Sobre este cuadro, siguiendo la curva
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