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-'- 157 - ' ' ,c.'l':S.-Sl.:S:-:Si-S:,-:S:,.:S:<S~<.S:-.:.5):S.-.:S: ~~ ta con toda certeza que en él se pintó, .V ,en él ocurrió la caida, del modo que Yerdad his dejamos dicho. Por lo demás se necesita tórica. estar muy apasionado para creer que Murfllo rnurió por la C(l,ida q'l¡le diera · pintando un cuadro en S¼ taller, á cuyo techo casi llegaba él con la cabeza; y que- allí, donde no cabíai andamio algu– no, quietecito; de pie, ó sentado, dió la caída morta,l que lo llevó, á la tumba. Todo, pues, convence, (diremos con el Cicerone) que la caída que ocasionó la muerte del gran artista fué en el con– vento de Oád.iz y no en otra parte. El librito, cuya opinión ácabo de re– futar, tiiane bastantes l}egaciones y afir- / rnaciones gratuitas, 'Y algunas inexacti– tudes y confusiones, como la que encie– rran estas palabras que e,stán poco más abajo de las úllimas copiadas: Los cua– dros de Murillo incluso el de Santa Cata– linri de Sena; ete.; y no es Santa Catali– na de Sena, · sino Santft Catalina de Alejandria, Virgen y Mártir, que tiene pintados á sus pies en el misino lienzo los im1trnmentos de su martirio; y quien yerra en cosa t,an sabida y con funde á dos. santas t~n diferentes y de epocas tan distintas, teniendo á la vista el cu~– dro, no es extrafio que confunda otras cosas menos claras y yerre en ·puntos más desconocidos é ignorados. La, Aqademia gaditana de Bellas Ar- , tes,, está á favor üuestro y eu contra de O .. 6 d 1 1 . 'ó f d , . pm, n e a a opm1 n ya re uta a, puesto que en Aca_demia ga el afio 1861 convocó un certamen para <lltana., '

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