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- 154 - «Esta codiciada joya artística fué la últi Otre testimo· ma que pintó el célebre y íltmca bien nio. ponderado D. Bsrtolomé Murillo, quien la trabajó en esta ciudad (Cádiz), en donde habiéndose precipitado del anda– mio, .se lastimó tanfo, que de resultas falleció en su patria, Seviila.» Después de leer estos y otros textos que omitimos, admira la tranquilidad con que el citado Manual afirma que la tradición y sólo la tradición sefiala el templo de los capuchinos de Cádiz como lugar en que ocurrió la caída de Muri– llo. Pero veamos los fundamentos P,n que apoya su afirmación. · -No quiero para rni patria tan triste memoria, tanto más cuanto nada prueba que fué en ella el triste suceso, y en cambio hay rrtás de una razón que convence de lo contrario. -De que uno no quiera una cosa, jamás se seguirá que ella no exista. Ade– más se necesita serenidad para decir: Nada prueba que fues(} en Cádiz la caída de Murillo. Entonces, ¿para qué sirve en el mundo la autoridad histórica? ¿Qué dicen sus biógrafos? Y en cuanto á las razones que convencen Je lo contrario, vamos á examinarlas. - Murillo en su testamento habla del cuadro corno cercano, cual si en su taller estuviera, y él ocupado en su factura. Itern; declaro que yo estoy haciendo un lienzo grande para el convento de capu,· Objeciones. chinos de Cádiz y ot?.·os cuatro lienzos pe- queños, etc. -Tal dice, y corno hacer para

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