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145 ciales dentr(l del convento, como lo ha- bía tenido en el de Sevilla. Aceptó la su viaje á oá propuesta Murillo, que se en:cont~aba diz. siempre muy bien entre los capuchinos; y arreglados todos los· menestere.s para aquel viaje, se trasladó á Oádiz, con al- gunos oficiales. Hospedado ya eu Capu- chinos, escogió para colocar su taller, como lo.hizo también en Sevilla, el salón· de la biblioteca, que en tódos nuestros conventos de Andalucía suele estar en uno de, los sitios más espaciosos y reti- rados ,del edificio, ordinariamente sobre el coro bajo; y alli pintó los cuadros pára nuestra Iglesia. 1 Tengo fundamentos para suponer que ilustres familias gaditanas, amantes de las. bellas artes, y muy favorecedoras \ie los capuchinos, se va)ieron del P. Guar– dián para 110\Tar á~ Cádiz. al im;pirado y famoso artista; y que, ademi\s d~ los cua– dros pinta,dos en nuestro convento y pa– ra nuestra Iglesia, (que fueron los últi– mos), estuvo pintando támbién en casas particulares y para familiasparticulares, amigas y bienhechoras insignes de los capuchinos, y como éstos, protectoras del gran pintor. Estas familias fuer011 por lo menos dos de mucho lustre; la de Bo– zál1 Violato y la de los Colarte.. La pri– mera, oriunda de Génova, nos.abemos si se ha extinguido ó si existe en la actuali– dad; pero IA segunda la. formaban, si no estoy equivocado, los ascendientes de los . . · fí . M . . a· l p d Donde pmtó. se ores arque¡,es e e roso, en cuyo archivo pl)dieran tal vez encontrarse al- · 10

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