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- 112 - cha, y tanta diversidad y hermosura de Su paradero, ángeles que cuando los vieron los pin– tores dixeron que hasta entonces no avían sabido que cosa era Pintura, ni colocar un Quadro en aquella distan– cia». MUrillo puso en este cuadro toda la fuerza del Españoleto; pero de un to– no de color, sin comparación más hermo 0 so, más brillante y más reflejado. Ponz lo llamo cuadro digno de eternas alaban– zas: hoy está en el museó de Madrid . . A cada uno de los lados de este cua– dro había otros tres en línea vertical, con figuras de tamafío natural. El pri– mero del lado del evangelio, junto á la sacristía, era el de Santa Justa y Rufina, titulares de la Iglesia, en la cual estu– vieron sepultadas sus reliquias, según testimonio de antiguos historiadores. Las .. santas aparecen en el lienzo de cuerpo entero, adornadas con la doble palma de la virginidad y el martirio. Las cabezas de estas hermosas imágenes son varoni– les y están animadas por un entmiasmo y fé profundísimos. Ambas figuras tie– nen mucha gallardía: el ropaje está bien dispuesto y todo el lienzo pintado con aquella fuerza y aquel estro tan propio del gran pintor de And,~lucía. A sus pies tienen las dos santas los cacharros ú obras de alfarería, en cuya: venta se em– pleaban; y en medio de ambas está la famosa torre de la Catedral sevillana, á El de Santa la que sostienE·n (carla una por un lado) Justa y Rufi- . . t·t d na. para que no , cmga; ac 1 u que parece aludir á la piadosa creencia de haberse

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