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;_ 104 - ~-:s:-:s:-:s:-:s:-:s:-:s:-:s:-:s:.:s:-:s:-:s:.:s.~ SánchEZ, (1) cuando escribió que «al Otro testimo- emplear á Murillo la comunidad capu– nio china en el adorno de su templo, fué re cibido el artista sevillano en el monas- terio de Is Puerta de Córdoba con tanta cordialidad y ,atenciones tan extremosa's, que Esteban no acertaba á demostrar su agradecimiento por las contínuas prue– bas de cariñosa estimación que recibía de aquellos ascetas venerables.» Costea– ban,-añade, -algunos devotos las me– joras en la Iglesia, autorizando al Pad.re Guardián para dirigirlas, y ofreciéndose á sufragar los gastos conforme se les produjesen· las cuentás. Esta circunss tancia imponía al prelado la obligación de procurar toda la economía posible en las expensas, para que no se le ta - chara de ab~so; y así regateó en el ajus– te de los cuadros cuanto es dable hacer– lo en materias de confianza y en las que la delicadeza funda legítimos escrúpulos. Se estipuló, pues, que el artista pintase en una sala espaciosa del convento, en– cargándose también de dirigir las faenas de albañilería, cond.ucentes á la debida colocación del San Félix de Oantalicio, jubileo de la Porciúncula, y Santas már– tires Justa y Rufina. Para. asistir al maestro, y servirle en cuanto hubiera menester, fué asignado un lego de edad Más pruebas. madura y• de simple condición, pero de excelente índole, y prendado de la habi- (1) Estudios históricos, biográficos; etc., pág. i78.

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