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-- 88 - rando con todas veras el aprovecha– miento de ::,u alma. (P. Id. 1166.) Así vivís este bendito joven entre los Su vocación. bullicios de la confusa babilonia del siglo, cuando determinó huir Je las inmundiciRs del mundo, y retirarse á donde gowse su espíritu lo mejor y más acendrado de la perfección. Para esto eligió la Religión de los Capuchi– nos, y en ella fué admitido, tomando nuestro santo hábito en el Convento de Snnlúcar de Barrameda el día 18 de NoviPmbre del año de 1640, á los 15 afí.os de su florid::1 edad, consagrándose en las aras de la Religión al mismo Señor, que para sí lo había criado: y si en el siglo hRbía sido nuestro joven virtuoso, mncho ID}ÍS procuró serlo, cuanoo se vió vestirlo con el seráfico sayal. De estfl suerte corría la carrera de su novicindo Fr. Diego, cunn,fo en el mis– mo año rh: 1640. vino á visitar esta AndalozR úustodia el Pfldre General Fr. Junn de Moncaller, y dispuso cele– brar el Capítulo en el Convento de Sanlúcflr, por cuyo motivo, fué forzoso sacar <le Sanlúcar el noviciado, y traerlo • á Sevilla. Así se ejecutó, y entre los novicios que vinieron á Sevilla, vino Fray Diego; conclnído el afio de su no– viciado, profesó con especial gusto de toda la Comunit1ad, que esperaban en su novidn,do. él un verdadero profesor de la seráfica regla, é imitndor perfecto de nuestro Padre San Francisco. Estaba entonces

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