BCCCAP00000000000000000000607

- 84 -- do suyo no se pierda cosa alguna. Debe Lo hacen sa- ser también aseíldísimo y primoroso. cri st án, para que los altares, los vasos sagrados y ornamentos que sirven al santo sacri– ficio de la Misa estén con aquel aseo y primor que es rnieesario pnra tan alto ministerio. Y así lo fué siempre el Pa– dre Bernardino, cumpliendo con toda rectitud el oficio que se le había enco– mendado y dando ejemplo á los demás para que lo imiten, si quieren cumplir con eeta obligación. Ocupado, pues, el Padre Fray Ber– nardino en el cuidado más vigilante de su sacristía, llegó el día l. 0 de Agosto, víspera dbl :;,anto jubileo de la Porciún– cula; y ':lablando con el Padre Fray Ma– teo d'" :,evilla, ayudante suyo en el ofi– cio de sacristán, le dijo que le había pe· dido e;on grandes instancias á su Majes tad que, si le concedía el favoe de que ganase aquel jubileo, se lo llevase á des– cansar, sacándolo de los peligros y ríes- . gos de este mundo. Llegó el día siguien– te, 2 de Agosto y, estando diciendo Mi– sa, le volvió á pedir á su Majesü1d que lo sacase de este mundo, si le concedía el santo jubileo. Tuvo esta petición las dos circunstan~ias precisas para ser oída; pues era de cosa buena y conve– niente para el alma lo que se pedía, y se peJía conformándose con la divina vo– luntad; y así fué oída su súplica, y se la P ,. . . concedió nuestro Señor. Acabó la Misa, e01cion que l . . , . 1 . hizo á Dios. y a pronto se smt10 lllf 1spuesto y tan ma- lo que, encargándole á su compafiero el

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz