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- 79 - del interior que discurrían, se animaban á imitarlo, siendo de utilidad grandísi– ma al noviciado el ejemplo del siervo de Dios, pues con él, alentados los novicios, su última se ani121aban á seguir el poco trillado ca- enfori:nodad mino ée la perfección. (Id. 1156). La segunrla propiedad de la antorcha la tuvo también el Padre Fray Antonio, pues si la antoreha poco á poco se consu- 1pe y ap8ga, asífué el PadreFray Antonio én su n:.uerte. Llegó este siervo de Dios á la mayor ancianidad, y yacargadodedías y d(I merecimientos, le dió la última en– fermedad en Sevil1rl. No fué otro su ac– cidente, sino el habersele gastado el ca• lor natural de tal modo, que, aunque siempre fué de poco comer, llegó á pun– to que t:n bizcocho y nn par de yemas le era a:-imento sobrado para. el día, y aun par:;; tomar este poco, se hacía vio– lencia y ~fl costaba mucho trabajo. Vien– do el santo varón que la flaqueza y de· bilidad crecía y que al paso que crecía ésta, se :ban las fuerzas aminorando, aunque sin la menor calentura, se dispu– so sautísi:namente para morir, oyendo ya los golrH!F. con que el Sefí.or lo ll11ma– ba. Recil::ió con toda devoción los San– tos Racra:nentos, desapropiándose de l ,., •t • • ¡ .J Recibe los a gunos llDrI ,OS es¡nntua 08 uO que Uflfl· Sacrnrnentos, ba, de fas ,:lisciplinns qno le habían sido instrumento para la maceración ele la carne y de otras alhajillas de este porte que usan los religiosos con licencia de sus prelados. Estas al bajitas las repar- tieror¡ e.-ntr-e si los nuestros, como si fue•

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