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- 72 - tenía conocido el Padre Fray Antonio, ~n amor al y nsí, p3ra vacar mejor á Dios se retira- ret,ll'O ba, no solo del trato y comunicación de los seglares y extrafíos, sino también de la comunicación y trato de los religiosos y domésticos. En los conventos donde vivió en And~lucía buscó Riempre la celd9. más sola y retirada, la que estaba más apartada de la frecuencia y paso co– mún de los religiosos, y la que quizás por sola era despreciada de los otros; esa ele– gía el santo varón para sí, en esa vivía y moraba contento, por estar más ,enage– n0do de todos, y poder en ella con más facilidad, por el menor estrépito, v0car á la contemplación de lo divino. Para su diversión elegía en la huerta la ermi– ta más escondida ó el rincón más re– tirado, donde no pudiese llegar, no digo la presencia, pero ni aun la vista de los religiosos; allí se engolfaba en la consi– deración de lo eterno, siendo su mayor delicia el estar sólo de criaturas v acom– pañado de santos pensamientos." Si veía que se le acercaba algún religioso, con santa cautela huía, retirándose poco á poco á otro rincon y dejándole el puesto libre, si no era que lo buscaba para al– guna consulta espiritual, que entonces Su silencio J le responc ía con brevedad, y con la mis- ma religiosamente lo despedía. Si estan– do en la cekla lo buscaba también algún religioso, del mismo modo, ó le decía 9.l gunas cosas tocantes al cumplimiento de la obligación, al amor de Dios y desen– gafio del mundo, ó le leía algún punto

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