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-55 - 1'.o":.:S:-~S':-~.:S:-~~&,~:s.,.:.__S:-;s,,;s,,:.._, El regocijo de la entrada se vi6 muy pronta amnrgRdo por la oposición que c~ntradicio– hicieron á nuestra fundación otras Co • nes. munidades allí existentes, poniéndonos pleito, y esta fné la cau-:a principal de que aquella fundación se abandonara. Con t'.)do, allí pasaron los nuestros al- gunos afios, en cuyo tiempo hubo peste en Alnama, y los religiosos, con su acos• tumbrada piec.ad , asistieron á los apes- tados, consagrándose en las aras del amor, por víctimas de la caridad. Murie- ron en este ministerio dos ó tres,· cuyos cadáveres fueron sepultados por nues– tros·religiosos 0n la Iglesia; y /lSÍ que de hecho se dejó el hospicio y salieron de Alhama los Capuchinos, se llevaron con- sigo los carc,w1idos huesos de los reli- Se ~eja la fun· . dac1ón. gwsos que allí habían muerto asistiendo ·,í. los ape:ita<los, y los depositaron en el osario del convento de Graúada, á cu- yo archivo pasaron también todos los papeles de la fondación abandonada. Y ya que de muertos hablamos, bue• no será mencionHr aquí los cuatro que murieron en el año 1641 que vamos historiando. Fueron éstos el Hermano· Fr. Antonio de Baena, que fallPció en el convento de Oabrtl; el P. Miguel de Alcalá, que murió en el de Jaén; el M. R. P. ex-Pnvincial Fr. Bernardino di Quintanar, que acabó su vida en el de Sevilla; y el Rmo. P. Félix de Gra nada, q ne terminó sns días en TorrijM. Muertos ilus– Las vidas de estos dos últimos religio- tres. sos, ins:gnes en virtud y en trabajos poi:

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