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-50 - .-x_S';-'5:-~S:-S:-~.:S.-S:-~~ roquete y muceta, se vistió una sotana como la ejer• de tafetán negro, y con el bonete se ba– eitó. jó al de Profundis, procurando que no lo viera la Comunidad; allí aguardó Á. que el religioso que servía las tablas sa– liese con la primera, y antes que llegase al refectorio lo llamó Su Eminencia y y quitándose el bonete, quería que el religioso le entregase la tabla para ser– vir él á la Comunidad la comida; pero, como el peso de ésta excedía á las fuerzas de Su Eminencia, no lo permi– tió el religioso, por lo que el humilde Cardenal, tomando dos escudillas eu sus manos, se entró con ellas destocado en el refectorio y las dió á dos religiosos legos que estaban los primeros á la en– trada. Asomb1'6 este acto de humildad al Capítulo todo, y los Padres más ancia · nos bañados en ~ágrimas de confusión, s':l levantaron á suplicar i'I Su Eminen– cia no los confundiese más con su ejem– plo, sino que se dignase ocupar su asiento. Dióles en parte gusto, porque se fué á sentar; pero 110 lo pudieron convencerá que tomase el que le tenían prevenido, sino que llegando á donde empezaban los Sacerdotes, se puso en el último lugar de ellos, sin permitir le pusiesen allí mas que una servilleta co– mo á los dernás. Rogáronle muchas ve– ces los PP. se pusiese el bonete, y aun– que al principio lb rehusaba, últimamen- Ed 'fi . 6 te lo tomó; mas aunque quisiemn que 1 cac1 n . !le los PP. tomase el primero los platos que se ser- . yian, no lo 4izo hasta que llegaba á