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- 370 - Es reprGu- vor, po1· lo que (,1 r. Fulfrnncio se iba des- diclo en ellos. . d d 'I d' , , :{ =¡ , t· J v1a1.1 o e e , y 1c1en( o e estas sen 1nas y misteriosas palabras: Ea! ya d~ja Dios á V. C.; repitiéndolas unas c1rnn tas ve– ces. Fué tan grande la operación que hi - zo en su corazón el oírlas, que comenzó á llorar amargamente y á decir: Si ln que V. C. me quiere significar, en decir que Dios me deja es que, quitándome los tra– bajos, se apartará de mí, no lo permita Su Majestad. Vengan más trabajos y tribulaciones, con tal que me dé pacien– cia y no se aparte Dios de mí. Despertó segunda vez del si1efío, y pa– reciéndole misterioso cuanto había sofia– rlo, recordó que más de 24 afios autes, ha Jlánclose fervoroso delaute del Cristo S,1- cmmentadn, le pidió á Su Maje~tau con multiplicadm: y devotas lágrimas que !e enviase trabajos y tribulaciones, si ha bfan desee medio para no ofenderle; y lo oyó Dios de tal suerte, que desde aquél punto todo fué un contínuo parlecec en cuanto se le ofrecía, ya si ·ndo prelado ya súbdito. Recordando esto, y temiendo si en l,,s sueños qno habia tenido habría algún en– gaño del demonio, le pidió en su corazón á Dio,i que si era obra y revelación suya, se le volviern á aparecer el rnii'mo P Fulgencio, como lo había visto las dos veces pasadas, para provecho de su alma. Apenas acabó de hacer esta mental de- Aparioión. precación, cuando sa quedó de nuevo dormido, y se le volvió á a parecer el· so– bre dicho P. Fulgencio, dejándole esta

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