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- 322 - ~.:s:-.:s:-~.:s:,.:s:,.:s:,.:s:,~'---' en sus manos las despropias de cuanto Pille de li- había tenido á su uso, aunque jamás mos~!/:. mor admitió en su celda cosa alguna que no fuese muy necesaria para cumplir con las obligaciones de su estado, le pidió humildemente que por amor de Dios le concediése de limosna un hábito viejo y pobre, para que le sirviese de mortaja á su cadáver, causando común edifica– ción á cuantos asistieron á tan religio– sos actos. Con estas exteriores obras y con afec– tuosas disposiciones interiores de su al– ma, recibió el pan celestial que le había de conferir poderosos qJientos para ca• minar á la eternidad. También se le ad– ministró el Sacramento de la Extre– maunción, que le prestase esfuerzos pa– ra resistir los combates con que en aqué– lla postrimera hora hace guerra más fuerte el dragón infernal á nuestras al– mas. Uno y otro recibió con suma devo– ción de su espíritu, por cuyo favor dió al Sefior debidas gracias. Y conociendo que se aproximaba el término de su vi– da, en que son más formidables los asal– tos del enemigo común, y que para re– sistirlo es la más poderosa Hrma la san– tísima Cruz, tomó en sus manos un cru· cifijo á quién dirigía tan amorosas jaqu– latorias que los religiosos que estaban presentes, señalados por el Prelado para Le recomien que le asistiesen y auxiliasen en aquella da el alma. hora, no porlíau articular palabra, por· que las que al enfermo oían los enfer– vorizó tanto en el amor divino, que de-