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- 321 - Gí""-:-~:S-:-.:S:-,S>:S:-.:S:--:S:-.:S:-.:S:-.:S:-.:S:-.:.J que era la última, la recibió con ánimo tranquilo· y sereno, tanto, que causaba Enferma. admiración á cuantos lo visitaban la ale- gría y conformidad con que toleraba las fatigas de su penoso accidente. Agravado éste, mandó el médico' que se le administrase los santos Sacramen– tos; oyólo el siervo de Dios, y ocupado su corazón de un júbilo singular, empe– zó de nuevo á disponerse para aquella hora última con fervientes y contínuos actos ,de fé,:esperanza y caridad; pidió que le llamasen á su confesor con quien hizo una confesión general de todos sus defectos. Después :,e trajo al Santísimo Sacramento de la Eucaristía, para ad– ministrarle el viático; pero apenas entró el Preste en:su celda, cuando supliendo los fervores de su espíritu la falta de fuerzas naturales, que con lo grave del accidente se hallaba en el varón de Dios debilitadas, se puso de rodillas para adorará su criador, 'y con espíritu fer. voroso pidió perdón á todos los religio– sos presentes y ausentes de los malos ejemplos que como flaco y miserable pecador les hubiese dado; lo cual ejecu– tó con tan vivas y afectuosas voces, que ninguno de los presentes pudo oirlo sin que vertiese muchas lagrimas. Concluído este acto tan religioso co- mo edificativo, se convirtió á hablarle á su Prelado, que lo era el Rvdo. P. Fray Hermenegildo de Antequern, Definidor Reoibe los Sa- d d . . G d'á eramentos, segun o e esta provmcia y uar 1 n del Oouvento de Granada, y haciendo 4r

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