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- 318 - ~@.@.;_s..@.@.@.-S.,@.-S:,@.@.@.~ el de la sabiduría en sus primeros años, Dones que corno hemos visto, sino también el de tuvo. profetizar cosas .futuras, y la gracia de hacer milagros, Cümo ahora diremos. CAPÍTULO XLIV Dones que tuvo este siervo de Dios lJ su santa muene, E l P. Serafín de Granada, obedecien– do á un precepto que se le impuso, para que dijese por escrito lo que sabía acerca de las graei.1s extraordiuarias con que Dios favoreció al P. Agustin, da cuenta de lo qne le sucedió á él mismo, hallándose enfermo. Dice, pues, que padec·iendo unas 'mo– lestísimas terciands que so alcanzaban una á otra, suplicó le llamasen al siervo de Dios, Fr. Agustín de Granada, quien prontamente vino á saber en qué lo po– día aliviar. Oomplaciose mucho el enfer– mo luego que le vió, y corno había for– mado tah alto concepto de su santidad, esperando que con el contacto <le sus manos y la eficacia de sus oraciones ha– bfa de conseguir la salud, le pidió que le pusiera la mano sobre la cabeza y le dijese un evangelio. El siervo de Diof;l á 8 á impulsos de su humildad profunda se f-~~-~~"- un en.- excusalw; llero füw lmonte !o hizo v u] punto se ht~Iló libre el eul:ertnú cl8 su

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