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- 316 - lados SóD los órganos por donde Dios su abnega- habla á los súbditos; y así estos no de ción. ben ni les es lícito inquirir los funda– mentos ó razones de lo que mandan los :,uperiores, sino obedecer rendidos para obrar con acierto; y que en todo caso es mejor y más seguro seguir el dictámen ajeno, cuando este no es manifiesta– mente errado, que el parecer propio, porque éste está muy expuesw á pade– C"er engafí.o. El undécimo grado por donde se sube á la posesión de la virtud de la humil– dad consiste en no deleitarse de haber obrado bien, sino exclamar con elevan• gelio: Siervos inútiles somos; lo que de– bimos hacer, eso hicimos. Por eso nues– tro Fr. Agustín, no sólo no se compla– ció jamás exterior ni interiormente eu a!g1rna de sus obras, sino que siempre obraba con recelo de si acertaría ó nó; y así obraba corí iudifrrencia tal, que algunos menos atentos lo capitulaban de irresoluto: y era que su profullda humildad y el bajo concepto que de sí mismo habíaJ'ormado lo detenía. cuaDdo no le constaba expresamente si· era del agrado de Dios ó voluntad de sus prt'l· lados lo 4ue hacía. Jijl duc,décimo grado consiste en te– mer á Dios, teniendo siempre presentes sus santos mandamientos; y como el sie1·vo dE, Dios Fr. Agustín llegó á in– flanrnrse ta11tn en el amor divino, me- su H,mOl' {t. Dios. <liante el frecuente ejercicio de la ora- ción y contemplación, en que adquirió

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