BCCCAP00000000000000000000607

- 314 - mismo pa1·11. todas las crisas buenas, creyendo firmemente que si ejecuta al guua con acierts-i proviene <le la gracia, y auxilio de Dios, pues quien creyere Bu;~:.;i~~~os que puede desempefüu• con p0rfección por sí sólo cualquiera cosa que á su cuidado s dirección se fiare, éste se gradua en su pl'opia estimación más de presuntuoso y soberbio, que de humil– de; y sólo;, es humilde en realidad, el que creyéndose en su intel'ior inútil pa– ra todo, así lo confiesa. Obsel'vó nuestro Fr. Agustín tan puntualmente esta má– xima que puso en admiración á cuan– tos conocían lo profundo de eus talentos, y lo heróico de sus virtudes. El octavo grado de humildad es la confesión de las propias faltas; y rnien– tras más se confiesan, más motivos dan al que se halla arrepentido de humillar– se delante:,de:Dios. Mucho trabajó nues tro Fr. Agustín en la práctica de este\ octavo grado, como verdaJero y perfec - to humilde, pues casi todos !os dfas con– fesaba, causando admiración que vi– viendo, como vivía, hrn abstraído de toda ocasión de caer en culpa, frecuen– tase tanto el confesarlas. Pero, como para recibir nuevo aum0:1to de gracia en el Sacramento de la peniteucia, el que no tiene de preseute culpa que con– fesar, dehe expresar por materia remo· S , . ta de! Sacran:iento las pretérih,; r¡ u;., ya us C011L0S10· • • f l ' nes. en otras ocas10nes t1,:me cou e.,ac as, repetía nuestro Fray Agustín muchas veces en sus confesiones sus pasados

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz