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CAPÍTULO XLIII Humildad t\erólca de,I P. Aguslín ara que se pueda formar algún con- cepto de la virtud de este varón ilustre, cotejaremos los gradc-s de la su modestia. mística escala, por donde ensefia San Bernardo que se sube á la posesión de la verdadera humildad, con los pasos de la vida de nuestro ]'r. Agutstín, y de ellos se inferirá cuán heróica y excelen- te fué su virtud. El primer grado de hu- mildad consiste en fa modestia exterior y mortificación de la vista, pues desdice de la humildad la soltura de los ojos é inmodestia de la vista, y ,tanto tiene la criatura de humilde cuanto tiene de mo- desta: Pues dela nJodestia de nuestro Ve- nerable fueron testigos cuantos lo vie- ron y trataron; porque aún siendo niño le causaba pudor y empacho al mirar á persona alguna al rostro; y como después llegó á saber que son los ojos las venta- nas por donde entra la muerte al alma, aquello que ejecutaba solo á impulso de su natural compostura, supo con la ma- yor diligencia elevarlo á meritorio, ce- rrando ya con reflexión los ojos, y con esto aseguró la modestia de sus ojos que es el primer grado de humildad. El segmido dice el Santo que es, no 8 1 d .c,1 • 1 l . d a· d l u gravec a ser J.ac1 en a rrna, porque es 100 e a raliglosa. humildad la risa descompuesta en to-

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