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- :=l05 - su amor á · la religión era verdadero. Viendo, pues, su perseverancia, deter- Lo toma en minaron admitirlo, y así en el día 10 de Granada, Octubre de 1640, el R. P. Fr. Sebastián de Antequera Guardián que era enton- ces de Granada, Definidor y Custodio de la provincia, en presencia de los PP. de la Comunidad lo examinó, y recibió de él el juramento que entonces se acos- tumbraba de que no tenía impedimento canónico para ser admitido á la religión; y en la tarde del mismo día 10 de Octu- bre el R. P. Fr. José de Antequera; que se hallaba de Maestro de novicios le vis- tió el santo hábito á las diez de la ma- fíana, quedando agregado al número de los novicios del coro con el nombre de Fr. Agustín de Granada, en memoria del otro V. P. Fr. Agustín que había muerto seis anos antes. 'l'enía nuestro novicio cuando tomó el hábito 17 años. Luego que se halló alistado por sol– dado de la espiritual milicil:1, como des– de su edad temprana empezó á ejerci– tarse en la piedad, dió indicios de la re– solución heróica con que se consagraba á Dios y del valor con que emvrendía la guerra contra el infierno; porque pro– puso en su corazón imit.1r todo cuanto viese practicará cada nno de los religio– sos que fuese más perfecto, con lo que en breve supo no sólo igualarse con ca– da individuo de la Comunidüd en lo mús excelente de sus virtudes, sino que ador- nado con la prá'ctica de todos, competía Su noviciado, y de algún modo $6 aventajó á todos, y 39