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-- 283 - Esta virtud la practicó en graJo tqu heróico, que sus a:yunos, disciplinas y otras muchas y varias mortificaciones sus ayunos. con que maceraba su carne, más eran para admirarlas, que para poderlas imi- tar; y solo pudiera practicarlas un e3pÍ- ritu tan agigantado como lo era el suyo. Pero no es mucho que buscase en la tierra tan duro padecer, quien había llegado en la oración á gustar las dulzu- ras y favores del cielo, porque como nos euseña San Pablo, r10 hay tormentos ni trabajos en la tierra condignos ni me- p,:;io,;ido,,és d0 la gloria c1ue :oe n<J:S prome- el empíreo por premio, Era la ora• ción y meditación su ocupación contí– nua; pues, aún cuando lo ocupaba la obe– diencia, ya en irá la limosna, ó ya e::i alguna oficina en el convento, estaba tan recogido dentro de sí rnism(I, que sin fal– tar en un ápice á lo que se le encargaba, ponía .él su cuidado en no permitil'le á sus sentidos exteriores la distracción más leve; evitando así las ocasiones de que después se le r€'presentasen especies que lo pudieran distraer en la oración. Con este género tan singular de vida se adquirió entre los religiosos crédito de varón justo; pero los seglares á boca llena lo apellidaban santo y acudían á él exhalados, unos á besarle -el hábito, otros á pedirle alivio' en sus necesida– des; y estas afectuosas demostraciones, que los devotos con él ejeeutaban, era Suhumili!~d. lo que dijimos arriba, que le servía de durísimo martirio. Aunque en crédito de

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