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- 169 - En v:rtud de los de::!retos menciona- dos, .int::-odujo en Irlanda la religión na- Pide ir nuos– puchin&., el R. y V. P. Fr. Fraucisco de tro héroe. Irauda, el cual cogió abundantísi::nos frutos, así en la reconciliación de ::nu- chos herejes, como en la conversión de muchos pecadores. Andando el tiempo, se expe::-imentó los muchos incrementos que la fé Católica Romana iba logrando en aquel Reyno con la predicación de los Cap·.1Chinos, pot· lo cual solicitaron muchos de los nuestrcs, espr1cialmente irlandeses, licencia de la Sagrada Con- gregación de propaganda para ir á -:im- plearse en tan salndable ministerio. Uno de los que con más fervor lo p:dió fué el sicJrvo de Dios Fray Buenaventura de Quirquenia, quien, sabiendo que en 8 de Marzo de 1648, que es del que vamos hablando, el Ilmo. Sr. Obispo de la Dió- cesis en que él nació !rnbía dado por escrito licencia para que en sn ¡::ue- blo (Quirquenia) se fundase convento de Capuchinos, empezó con mayor solici- tud á pretender pasar á dieha mis:ón, como en efecto lo consiguió. Dejó á nuestra Andducfa, que. fué su segunda patria, puesto que en ella na– qjó á la vida religiosa, y Jespidióse de sus hermanos Capuchinos, rogándoles ::¡ue lo encouendaran á Dir,s, para que ét'te le diera el celo de los apóstoles y la pal– ma de los mártires. Embarcóse para Ir- landa, y ape~as llegó á ella, ~uvo la dicha Se embarca de empezar a padecer por Dios, de m-Jdopara su patria que fué una misma corn presentarse en
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