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- 168 - ~.:s.,.:s.,.:s.,.:s.,~.:s.,~~ sentimiento de las demás religiones pu– Admiten a1Í1 diesen dar licencia, para que los Üiipu– !hi~~s. Capu• chinos tomasen las fundaciones que se les ofreciesen, como á religión hija de aquel Reyno. Y·entre las muchas razo– nes que alegan, para que Su Santidad atienda á la expresada súplica dicen que los C,;puchinos se han hecho mere– cedores de esta gracia por la singular solicitud, con que observan su instituto; por la subordinación y obediencia que así al Episcopado como al Nuncio Apos– tólico y á la Iglesia Romana profesan en estos tiempos tan peligrosos para la fé, en que casi ellos sólos son los que han permanecido constantes, sin haber– se manchado en la cosa más leve. Así concluyen dichos Ilmos. Sres. su carta, después de haber expresado en ella el mucho fruto que con sn doctrina, pre– dicación y ejemplo habían los Capuchi– nos hecho en el tiempo que allí lleva– ban, siendo muchos los herejes que con ,encidos con la eficacia de la predi– cación habían detestado sus errores y se habían reconciliado con la Iglesia; y muchos los católicos que arrepentidos de sus culpas habíánlas confesado y enmendadú sus vidas. Todas estas cosas que por cierto son de mucho lustre para nuestra familia Capuchina, constan en ~ien que hi• el tomo 5.º de nuestro Bnlario, desde el c,eron, fólio 271 hasta el 291, don,1e pueden verse, y si las hemos tocado aquí es por lo que se refieren á nuestro Padre Buenaventura, como ahora diremos;

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