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- 166 - ~@.@,.s~.:s.-:.s-:- ;s:,.:..s.-',:.s:-:9.:s.-~ '5':-'--9 á tantas almas como vivían en su patria Toma sepultadas en las tinieblas de [a here- el Mbito. gía; y firmti en ese propósito abrazó la vida religiosa con ánimo de instruirse bien en las letras divinas y humanas para cumplir á su tiempo los deseos y las intenciones con que salió de su tie– rra. Tomó el hábito capuchino en nues– tro convento de Antequera el día 22 de Octubre de 1632, de mano del Padre Fr. Antonio de Jimena, Guardián que era entonces de aquel convento, y pro– fosó en manos del mismo al siguiente afio, siendo luego puesto á los estudios. (P. Oórd. 268.) Como su fervoroso espíritu lo llamu– ba á que pusiese en ejecución sus bue– nos deseos, de emplearse en reducir á los herejes (que tanto oprimían en su tierra á la religión Católica), y esto ha– bía de ser mediante disputa; le fué preciso aplicarse mucho al estudio, no sólo de la Filosofía y Escolástica Teo– logía, sino también de la Apologética; pero· entendiendo que la sabiduría no hace asiento, sino en almas puras y en corazones abrazados en el fuego del Divino. amor, primero procuró adornar su alma con la práctica de las virtudes, y encender su corazón en el horno de la Caridad, que es la oración y contem– plación. En ella pedía á Dios con fervo– rosas ansias le proporcionase los me- s t a· dios para emplearse con aprovecha- us es u 1 º"· miento suyo y utilidad de sus prójimo1:1 en predicar a sus compatriotas la fé