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- 155 - oposici<m habían de entrar y pasar á cuchillc á los sitiados. (P. Isid. 645.) Capitulación, Resolvióse, pues, en la Junta de Gue– rra que se nombrase un diputado que fuese á hablar al Rey, y á ofrecer– los por esclavos, para ver si con esta demostración humilde podrían librar las vidas del: inexcusable peligro de 11:!Uerte que les amenazaba. Ofrecióse para esta embajada por haberse excusa– do otroE, D. Bartolome de la Rea, Pro– veedor de la plaza y Caballero de ánimo generos-J y valiente corazón. Salió, pues, de la plaza, y habiendo puesto primer,) sobre la muralla una bandera blanca que publicaba paz,· llegó al ejército de los moros, pidió que lo llevasen al Rey, y puesto en su presencia le dijo e-orno venía en nombre de los sitiados á ofre– cerlos á todos por sus esclavos, pidién– dole de merced las vidas. (Id. 646.) Oyó el Rey la humilde súplica del que rendido á sus piés clamaba, y Bun– que su Énimo era soberbio y su corazón altivo, y sobre todo, aunque estaba en su mano el destruir del todo á los sitia– dos, se portó tan benigno, que le res– pondió á D. Bartolomé diciendo, que no sólo les perdonaba las vidas á los sitiados, sino que también le daba liber– tad al Ü-.:>bernador y á la gobernadora, y al dicho D. Bartolomé y á su esposa. Agradeció D. Bartolomé esta misericor- dia, y :respondió diciendo que él ~o te- Conce,iones nía muJer y que en la plazn tema dos dei sitiador. sobi'iuos cuyas libertades pedía en cam-