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- 150 - c;""":,.:.S-@.'5:-@.@.~@..:.S':-.:.S-.:.S-@.<.J aquella misión, y allí vivían contentos Incendio de y alegres en continua paz con las auto- la Iglesia. ridades civiles y militares, cuando los efectos de un siniestro horrible fueron causa de que aquella paz se perturbara. Preparando pertrechos de guerra para defender la plaza, que frecuentemente era hostigada del enemigo, colocaron unos barriles de pólvora en una sala contigua á la Iglesia que servía de hos– pital, cuando había enfermos. Por des– cuido de un soldado se incendió la pól– vora y al estallar, no sólo destruyó la sala, sino también la Iglesia. Viéndose los religiosos sin Iglesia y sin posibles para reedificarla, escribieron al Consejo de Guerra, suplkándole man– dase proveer de algún sitio competente y aseado, donde se dispusiese Iglesia en que con más decencia y veneración estuviese la Majestad de Nuestro Dios; cuya súplica, vista por el Consejo é in– informado de que las casas más decen– tes era las que habitaba el Gobernador, mandó con piedad cristiana que éste las entregase á los religiosos para que en ellas se dispusiese la Iglesia y habita– ción para los mismos, cometiendo la ejecución de esto al Duque de Medina– celis, que á la sazón era Capitán Gene– ral de las costas del mar Occéano. Eran estas casas muy decentes y las había fa- Trastorno bricado un caballero natural de Martos, que ocasionó. llamado Pedro Muñoz Coloma, que ha– bía sido Gobémador de aquepa plaza, para darlas á los religiosos dé Ntro. Pa-