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- 148 - ~.:.s.-.:.s.-.:.s.-.:.s.-.:.s.-.:.s.-.:s.-~.:s.-.:.s.-.:s.-W'l de la plaza. Este los hospedó en su casa van allá seis regalándolos y asistiéndolos con singu– Capuchinos. lares finezas hasta que se fueron á su residencia, dondt por más de un mes les estuvo enviando la comida y asis– tiéndolos con todo lo necesario, mos~rán– dose singularisimo devoto, pues no sólo se extendían sus favores á regalarlos y asistirlos, sino también á solicitar que todos les asistieran y agasajaran, acre· ditóndolos con toda la gente y buscando todos los medios posibles para que se constituyerau en oráculos de 1 lugar, y fuesen de todos servidos. y regalados. Bien que hi- ? íéndose ya l?s. religiosos en la i O'::~– cieron. s1ón de su hosp1c10, empezaron la espi– ritual tarea de su obligaeión que era ad.ministrar los Sacramentos como ver– daderos y propios curas á todos los de la plaza, así soldados com0 vecinos, sir– viendú á todos de universal consuelo, y todos hallaban en su seráfica caridad cuanto necesitaban, no sólo en lo espi– ritual, sino también en lo temporal, pues era el hospicio un común asilo de los pobres, asisfoíndolos á todos con la limosna que podían, y aún muchas veces quitándose los religiosos el pan de la boca para subvenir con él la necesi– dad Je muchos, así presidiarios como soldados, que hambien tos iban á buscar alivio en los Capuchinos. Cuidado del Entretanto q-ue estos tomaban pose– .Provincial. sión de su nueva residencia N. P. Pro– vi11.cial escribió á la Sagrada Congrega– ción de. Propaganda Fide suplicando