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- 140 - animaba á los nuestros para que pelea– Anima. á 1a sen con va.lor y esfuerzo contra los ene- tl'ipulación. migos de nuestra Santa fé. Aquí se ma- nifestó lo gigante de su espíritu, porque habiéndose criado, así de secular como <le religioso, tan abstrnído y retirado de bullicios militares, se expuso en tal oca– sión, en que se defendía la causa de la religión Católica, al mayor y más pró– ximo riesgo; pero todo se quedó en amago, porque los holandeses no dispa– raron cañón alguno; y con~(esta demora pudieron los nuestros anclar en el puer– to, donde desembarcaron el sábado día 21 de Mayo de 1645, atribuyendo todos el quedar libres á singular favor del Cielo, que les alcanzaron los méritos y fervorosas oraciones del siervo de Dios P. Fray José de Antequera. (Id. 43.) Luego que se vieron los misioneros en tierra entraron en Pinda, y al con~ide– rar la multit1,1d de almas que morían en aquellos parajes, donde aunque estaba plantada la fé de la Romana Iglesia, por falta de. ministros que los instruyesen, carecían de la recepción de los Sacra– mentos, y hasta del Bautismo, (que fué lo más sensib!e;para aquellos corazones religiosos), se emplearon de día y de no– che en bautizar á los párvulos, que fue– ron muchos millares de criaturas y en f D_esembarca catequizar é instruir en los precisos ehzmente. artículos de nuestra Santa fé á los adul– tos; pero como aquellos climas son tan contrarios á estos en que estaban cria– dos aquellos operarios evangélicos, en

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