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- 138 - de repente acosado de una fragata de Acometida guerra holandesa que le daba caza ~! 0 ! 1 g.;'.ªrco con ánimo de aprisionar la embarcación española, para ' lo cual soltó su bandera holandesa, echó su empavesada, aprestó su artillería y llegó tan cerca de nuestro bajel que· ya de uno á otro se podían hablar. El nuestro que no llevaba g·en– te :de :guerra, sino solo la tripulación y los Padres misioneros, viéndose en tan evidente peligro de dar en manos de los enemigos de nuestra Católica fé, se puso á la defensa, mandando el Capitán que todos se dispusiesen para el comba– te, y pidió al P. Prefecto que mandara al H.° Fr. Feancisco de Pamplona, que como tan práctico en el arte militar, pues, había sido general, se hiciese car– go de mandar la gente, y que todos to– masen las armas. Así se ejecutó; pue~ dicho Fr. Francisco echándose al cuello un Crucifijo,' y tomando'.una rodela· en una''.mano, y una espada en la otra, em– pezó á dar las debidas órdenes, y re– partir la gente en los precisos puestos para resistir al enemigo, esforzando á todos al combate de modo que llegó á temer el holandés, y no se atrevió á pelear. (Id. 42.) Pero lo particular, que aquí hay que referir tocante á nuestro V., es lo que . el P. Fr. Angel de Valencia su compa- Serenidad del iiero escribe del dieho P. Fr. José, que P. José. es en términos propios lo que se sigue: «Antes que saltáramos en tierra nos acometió un navío holandés, otro tanto