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- :30 - Absortos quedaron aquellos engaña– s" bi1en re- dos jóvenes en &quel tan inopina<lo sultado. lance; y si bien al ::iir las primeras pala· bras á ~. M. R. f. Comisario quedaron llenos de rubor, viBndo que eran igno– miniosamonte despedidos por indignos. no detestaron la resolución en que se hallaban; pero, al ver la humildad de su Maestro, y que sabiendo ellos muy bien cuanto &e desvelaba en mirar por ellos, y que en lo que habían maquina– do no tenía él la más leve rmlpa, queda– ron á un mismo trnmµo penetrados de un eficaz dolor, dando sus ojos testimo– nio de su arrepentimiento; y así, ver– tiendo copiosos raudales de)ágrimas, se postraron en tierra y con tiernos sollo– zos y mal articulada.q palabras pidieron al P. Comisario perdón de sus yerros, prometiendo que ,:in adelante darían pú· blica satisfacción con su enmienda. Con– fesaron que sus defectos habían sido hi– jos de su poca m0rtificación, que en na– da era culpable su Maestro, quien vigi– lante siempre los había instruído con mucha exactitud, que el no haber ellos por su mucha tibieza practicado sus sa– ludables consejos era la causa de todo; por lo <mal pedían que no los arrojasen de la religión, sino que imponiéndoles las condignas penitencias, les diesen tiempo para manifestar su arrepenti- Gozo del P. miento, bajo la enseñanza y direccion Comisario. be su buen Maes:ro. No es1 decible el gozo espiritual que rectbió N. P. Comisario y todos los que