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- 129 - ~.:.S:,.:S..-S:-:.S:--S:--S:-:S~.:S.--S:--S:-'-' descuido y negligencia suya se habían perdido aquelJas almas, las que traídas Consejo del por Dioo á su aprisco, por no tener pas- P. José, tor solícito y vigilante, se habían desca- rriado. Los Padres que con N. M. R. P. Comisario estaban oyendo el dictamen del Ma-estro, tuvieron por desvarío el propuesto medio; porque si se supouía (como eta preciso suponerlo) que aque- Hos noYicios estaban displicentes y vio- lentos <:D. el noviciado, por lo cual que- rían dej:J.rlo, si se les abría la puerta, era darles con el gusto, sin el rubor que podía tal vez costarles el pedir sus ro- pas; pe:::-o N. M. R. P. ComisHrio, en fuerza c.'31 concepto que había hecho de la virtu:i y prudencia del Maestro, lue- go sin o:lación mandó que viniesen to- dos á su presencia. Luego que llegaron, con un :::-ostro severo les dijo á los doce las misn:.as palabras que el Padre José propuso; y volviéndose á éste empezó á reprender sus omisiones, y culparlo por la pérdida de aquellas almas. El Padre Maestro, postrándose prontamente en tie- rra hech~! un marde_lágrimas,dijosucul- pa, afir1r_3.ndo que la que aquellos herma- nos cometían, siendo ingratos á Dios, pues olvidando el beneficio que habían recibido de su divina diestra en traerlos á la religión, se habían hecho indignos de sf:lr admitido á ella, por lo que los arrojaba:::., era sólo delito suyo; por lo cual merecía ::iue le quitasen el empleo, pues 8 lió d b ' '! } e pone en no cump como e ia en El , y que · e prática. ditf!en un severísimo castigo. (Id. 35).. 17