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- 126 - :;-;:~.:s:-.:s:-.:s:-.:s:-S:-S:-~.:S:-S:-~ na! sufrirlo, se armó contra aquellos jó- Tentación venes incautos, de quie1,es ya se prome d de. . 1.ió cantar por suva la Yictoria. Tcntán- oce IlOVlCIOS ., • dolos, como ·él sabe hacerlo, pudo rendir á doce á que cobrasen horror al estado religioso, y mucho más al nuestro, cu– yas austeridadeR y mortificaciones ya les eran insufribles, acol'dáudose del des– canso y deleites cnn que vivfon en sus casas, sugiriéncloles que para servir á Dios podían ejecutarlo en ellas No se contentó el infernal espíritu en esta oca– sión con derribar la tercera parte de las estrellas de aquel noviciado, ni tampoco se dió por satisfecho con ver rendida la mitad, y así se empeñó en ver cómo po– día destruirlo todo. Sin duda fué dispo– sición del cielo, para que viendo por es– te medio frustradas sus ideas, le sirvie– se á su soberbia de castigo su mismo vencimiento. (Id. 32). Había entre los 25 novicios muchos que fueron después muy útiles á la reii– gión y dieron mucha guerra al infierno, y de éstos los más fueron de los doce á quieues había el enemigo engarrado, los cuales queriendo dar a su veleidad colo– rido de prudencia, se empefiaron en lle– varse consigo á otro novicio, que se lla– maba Fray Francisco de Alcalá, el cual estaba adornado de prendas tan supe– rion,s, que era el imán de los corazones de los ciudadanos de Alcalá, de donde DOJSean eran naturales algunos de los subleva• marcharse dos. Era este Fr. Francisco entre nos– otros el espejo del noviciado, así por su
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