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-10- In observaucin regulnr, y el espíritu será– su ohserv,m- fico, que entusiHsmado Pl V. P. Isí(loro cia. de Sevilla con el fervor de aqnd'os tiem– pos, escribe párrafoR, r¡ne sedan sDbt:ra– nmnente elocuentísirnos, si no foeran t}m gerundianos: «Nuestra Capuchina reli– gión, dice en uno, (43) ha sido siempre floresta, donde inmensa variedad de tlo res han esparcido divinos aromas de vir– tudes; ha sido bosque ameno, donde dis– tintas aves de varones virtuosos en con– certadas armonías han cantac1o al Cria– dor dulcísimas alabanzas; ha sido ejérci to concertado, donde valentísimos gu,·- Glorias de la rreros,_ dando á los tres m?rtaies euemi– Orden. gos ammosa guerra, han tnunfoclo de sns cautelosas huestes; ha sido hoguern acti– va, donde en incendios amorosos se han abrasado en el fuego del amor divino in– numerables corazones; ha sido religioso templo en cuyas aras al eregido simula– cro de la observancia regular se han sn– crificado al golpe de la propia negación cordialísimos afectos; ha sido, 110 funes– ta, aunque piramidal tumba, en cuyo vo– luntario encierro, muertos A las vanas pompas de este mundo, se h::11 sepultado rasi infinitas voluntades; lrn sid" pirn nr– <liente. donde entre his ¡didas cenizns de ln propin morti licación muertos á la cnlp:i, han renacido rnfsticoc; fi~niceB ú la vitalidad de la grncia. Y si todo e.;;to es 1u.. de la Pro- la Religión Capuehína, e:sLn pt'uvinciu <le vincia. Andalucía, como gloriosa parte suya, es pira ardiente, es tumba piramidal, es re– ligioso templo, es hoguera activa, es

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