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- 114 - Nació en Antequera de la noble fami- Sus padres lia de los Fr_irncos, Arroyos y Pedrazas, apellidos que Hustrabim su linaje y son bien conocidos en aquella antiquísima ciudad. El nombre que le pusieron en el sagrado bautismo fué Rodrigo, y así se llamó mientras vivió en el mundo, Ro– drigo Francos. Desde que despertó en él el uso de la razón, se le notó una afec– tuosa iqclinación á la virtud y á todas aquellas cosas que eran del servicio de Dios. Ibase cuidadosísimo á la Iglesia y asistía al santo sacrificio de la Misa con devoción tanta, que la causaba en los circunstantes; veían un niño de tan poca edad con una compostura de hombre, una circunspección de varón mortifica– do, un silencio de un anacoreb y tantas exteriores señales de virtud, c¡ue admira– dos preguntaban como los montañeses de Judea preguntaron del Baútista: Qué será este niño en adelante?. porque des– de ahora conocemos que está con él y le asiste la poderosa mano de Dios. Con la misma devoción rezabn el Rosario de María Santísima, amándola como á Ma– dre y sirviéndola como á Señora. Los entretenimientos de niño, que son tan propios de aquella sencilla edad, los ig– noró del todo, ejercitándose, no en jue– gos de)apacPs, sino en ocupaciones de religiosos; su delici& era hacer altares, adornarlos con estan:!pas, é hincado de Su niñez. rodillas, rezar muchas devociones, con tal afecto, que más parecía religioso en oración que niño jugueteando. Parecía
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