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- 108 - r;--,.:.s.-~.:.s.-~,s.-.:s,.:.s.-.:.s.-~~~'--9 tantes, le concedió que ft::ese uno de !os cuatro religiosos que envió entonces. Entró en Málaga con más júbilo y complacencia que pudiera causarle la Asiste a los • , d E , , • apestados. poses10n e una coroua. 1 mpezo a asis- tirá los apestados, atendiendo no tanto á la salud de sus cuerpos, cuanto á dis– poner sus almas para que consiguiesen la salvación eterna. A los pocos días de hallarse cumpliendo tan sagrada mi– sión, fué herido del mortal contagio; pe· ro, aunque padeció gravísimos dolores, siempre se mantuvo nlegre y con gran resignación en la divina voluntad. Pre· servólo ésta de la muerte y apenas se halló algo más aliviado, se entregó con mayor fervor á su tarea, la que conti– nuó hasta que Dios fué servido que ce– sase el contagio; en el que, si no consi– guió en efecto la palma del martirio, porque no murió entonces, no por eso carecerá de ella, porque el qne solo sabe premiar á quien con fidelidnd le sirve, se la tendría préparada para cuando fuese tiempo. Todo el que vivió en la Religión res– plandeció en excelentes virtudes, esme– rándose con espPcialidad e::i la caridad con los pobres. En Antequera, donde lo pusieron de familia, fué muchos años limosnero, y fué su caridad con Su caridad los pobres tan extremada, que á cuan– con los enfer• tos se encontraba les daba de limosna mos. el pan que de limosna habfa juntado y traía en las alforjas para el sustento de la Comunidad. Imitó en esto nuestro Fray

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