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- 106 - l,"':.:s-;,.:s-;,.:s-;,.:...é:;-:-.:s-;,.:s-;..:s-;,.:s-;,.:s-;,~:.s-:-:J de novicio en el convento de Antequer::i, Toma el ha- donde se le puso por nombre Fr. Este- bito. ban de Archidona. Quien siendo secular vivió tan ajus– tado á las leyes de la virtud, no es mu– cho que hallándose en un noviciado co– mo el de los Capuchinos anhelase á su– bir á la cumbre del monte santo de la perfección. Empeñóse tanto no sólo sien - do novicio, sino mucho más después que se vió profeso, por imitar las virtu · des de Ntro. S. P. S. Francisco, siguien– do abrazado con la cruz de la mortifica– ción y penitencia á Cristo nuestro Señor 1 que llegó á ser venerado de la Provincia como uno de los especialísimos religio– sos de singular virtud en aquellos tiern pos. Aunque de la ejemplar vida de es– te varón insigne, no hemos hallado no· ticias individuales, ni de sus heróicas virtudes, sino sólo lo que después dire– mos, es indudable que fueron especialí– simas las que prncti<.:ó, pues en la tabla de los difuntos de esta Provincia se ad– vierte que fué de vida ejemplar, cosa que entonces sólo sr advirtió de algunos reli– giosos qúe resplandecieron en virtud y santidad. Y es la razón que como en aquellos tiempos tuvo esta Provincia muchos hijos justos que con ser virtuosos le merecieron á su Madre la gloria de ser entre todas las Provincias de la religión conocida por la Provincia Santa; cuaudo entre tantC>s resplandeció nuestro Fray Sus virtudes. Esteban con tal excelencia r1ue juzgaron debían laureado con el epíteto del ejem·

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