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-103 - esto por D. Alonso, llamó á los religiosos desca!Z-Os; pero también estos renuncia- • Destino ron su derecho, con lo cual D. Alonso que se 10 dió se fué á ver con el Rr. Cardenal y éste determinó que dicha hacienda se .em- please Pn la fábrica de mwstro convento. . L\dmitió gn~to>1ísimo D. Alonso Perez Serrano la detrrminación drl Cardenal, repngnóla nurstro d€lvoto D. Alonso de Lucena, que deseaba conseguir el patro– nato de los Capuchinos: alegaba éste por su parte, no sólo la posesión que tenía, sino también la devoción, con que se hahfan es1rn•rado en favorecernos, y los gtHitns rpe en lo principiarlo del conven– to hnhínn tenido: alegaba por la suya D. Alonso Pérez Serrano la determina– ción de' Sr. Oar,fonnl; y sobre todo la impnsibilidad de que rn contrarió _labra– se el convento; y <le esta suerte cada uno por sn parte pretenrlía ndquirir el patronato <le] convento. Crecieron, pues,· de una y otra parte ]ns pretrnciones, hasta q·.1e por último llegó el caso de ponerse en litigio n.nte el Sr. Cardenal. Envió para esto D. Alonso Perez Serra– no á su hijo D. Miguel á Jaén, y ha– biéndose visto con toda atención el pleito, se ganó Pº" parte de D. Alonso Pér8z y se hicieron las escrituras á su . favor; más para que D. Alonso de Lu- cena no quedase en su gnstada hacienda Pleito que defraud,1do, se le pagcí todo el. ~asto que se originó. así en la compra del sitio, como en todo lo demá3, que se había hecho, tenía dis- tribuido. (274.) ·