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- 102 - como por la estrechez· del convento le Como quedó era más penoso la enfermedad, don ªtquelconven- Alonso se lo llevaba :í su easa, y en o. ella lo servía, lo curaba, y en todo lo necesario le asistfa. De esta suerte pasarou los religiosL•S algunos años basta que visitando su obispado el 'Si•. Cardenal San<lóval, de quien varias veces se ha hecho mención llegó á Andújar, y como era tan aman– te de los Capuchinos, así que vió lo informe del Convento y la mucha pe– nalidad que en él pasaba11 losreligiosos, todo condolido trató de darle remedio, como de hecho lo hizo ofreciéndosele para ello ocasión muy oportuna. Había muerlo en An<lújar un caballero rico, el cual, había ordenado en su testamen– to que de la hacienda que dejaba, se labrase un convento de religiosas de nuestra Sefiora del Cármen, y si éstas no lo querían, de religiosos descal7.0s de Nuestro Seráfico Padre San J!·rancisCO·· y si éstos tampoco lo aceptaban, !!le hi– ciese con el legado lo que el Sr. Obispo dispusiera. Entró esta hacienda en po– der de D. Alonso Pérez Serrano, her– mano del difunto, el cual hizo diligen– cias para que las religiosas Carmelitas fundasen el convento, que su hermano babia dejado dispuesto; pero las religio– sns, por no serles conveniente, renun- Legado del ciaron el dererho que á la tal fundación Sr. Pérez Se- , l b . d b rrano. teman, porque a ac1en a no era as- tante para la fábrica del convento, é im– posici0n de las rentas necesarias. Visto
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