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- 99 - ~~;,:S.::.S,,.:S.,.:S.,,:S.:S.:S.::.S.-.:S.:S.:S~ varones apostólicos, y algunos mártires, dign~ de los altares. No damos aquí Fué célebre tnÁs éetalles de dichas misiones, porque~! de Améri• pensamos dedicar á ellas un libro ente- · ro, que bien lo merecen; y si logramos escribirlo, podrá verse en él algo de lo que las actuales repúblicas de Venezue- la y C'.>lombia deben á los capuchinos espafíoles y en particular á los de Anda- lucía. En el mismo ano 1644 hubo en esta región andaluza uno epidemia contagio– sa que, aunque benigna en sí, no dejó de hacer estragos en algunos pueblos y en algcnos religiosos nuestros. En San– lúcar murieron los Padres Agustín de Martos y Autonio de Sanlúcar, victimas de la c:::ridad sirviendo á los coléricos: en Albama fallecieron en el mismo caritativo ejercicio el Padre Alonso de Cafiete y el hermano Miguel de Toled0: en Málaga cayó víctima del mismo mal el P. Fraucisco de Aravalle, y en Gra– nada el P. Anselmo de Granada. En el siguiente afio 1645 muriero11 en el 1 mis– mo convento el P. Juan de Andtí.jar, el P. Frar.cisco Fernando de Granada y el corist::: Fr. Diego de León. En Velez Religioaos el P. Onofre de Alhama, y el hermano difuntos Arcángel de Palencia. En Sevilla falle- ció un corista, Fray Bemardino de Huesca; otro en Martos, Fr. Antonio de . Antf;Jquera; otro en Málaga, Fray Juan de Rentería, y otro en Antequera llama– do Fr. •Luis de Antequera. Acompafíó á é.ste_ :último en el mismo convento el

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