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- 97 - ~~.:.s.-~~.:J muy content-0 .á su ermita, donde se ali– mentaba con el referido pan y con las silvestres yerbas y raíces, que los cam- p os le ofr=>cían mezclando este pobre ~~ vida 0 r 0 ..., ' m1t1ca manjar á imitación de David, con mu- chas lágrimas que al comerlo derrama– ba, llorando sus ya pasados delitos. Lo más de la ::toche, y gran part.e del día lo pasaba entregado á la contemplación donde coro'.) otro David, se encendía tan– to en arrepentimiento y dolor de las las culpas cometidas, que yengando en su cuerpo las of,13nsas pasadas, hacía ri– gurosísima3 disciplinas, docrnndo con ellas la ind:Smita rebeldía de :a carne, y sugetándola en todo al suave yugo del espíritu. Esta endta fué palestra campal, en donde nuei;:tro penitente ermitaño tuvo continuadas luchas con los espíritus ma– lignos; porque viendo éstos, que deser– taba de sus ennegrecidas banderas, aquél que había militado algun tiempo debajo de ellas, procuraba con todas las fuerzas posibles volverlo al yugo de su imperio; y así contfruamente lo molestaba con grandísima3 tentaciones, con horrorosos miedos, cor. estruendos ruidoaos y con otras muchas molestias, que bastante– mente lo afligfon: si bien el valerosísi– mo sold[\do, asistido de la gracir. de Dios 1 siemr:re consiguió de ellos glorio- sísimos triunfo,, Sus. luchas in- '"• t0r1orea. Es la virtud, como el fuego ó como la luz, que aunque más procuren ocultar• la, eLa por ::il menor resquicio se sale, y 13