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-· 95 -– ~-:S:,-:S:,~'5:-~~ que deben advertir los padres, lo envió á la Ollería para q!ie allí entre sus abue– los y tíos criaEen al jóven más apartado de las ocas:ones de perderse, y más pró- ximo al principio de ganarse. . • Crióse, pués, nuestro Vicente en aquel Srnnt" pl<Lztt. pueblo y de ahí ha venido el llamarse también Fray Martín de la O.lería, sien- do así que debe llamarse Fray Martín de Seyi!la, po:que Sevilla y no la Ollería fué su natd cuna, y la que como madre lo recibió en su regazo, cuando r:ació al mundo, y l:1 que le franqueó en las cla- rísimas aguas del Bautismo los albores de la gracia. Los abuelos del jóven Vicente, qui– sieron ap!i-Jarlo al estudio de las letras; pero él, pot ser mas conforme á su incli– nación, siguió el ruidoso estrepito de las arrr.as. Sentó plaza de soldado, pasó á Italia y de allí á Flandes, drnde consi– guió el empleo de sargento d& una Com– paflia, siendo el que más osado se arro– jaba á los peligros, y que con m,ás gene– rosidad y bizarría de corazón se entraba con intrepidez en los más conocidos ries– gos; por cuyo menosprecio de riesgos y peligros consiguió hazañas r,rodigiosas en muchas batallas á las órdenes de su Gei:eral D. Lópe de Figueroa, de quien fué con singularidad estimado por su ar– diente co:ra,:;ón y generosa biz:uría. E d . d t . , Í'-• Conoce los n me 10 e es os gene1 úS smos arro- peligros de la · jos, llegó á conocer el riesgo tan e;rande milicia. en que esta·)a su salvación, y alumbra- do con la ~uz del Espíritu Santo, que

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