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- 79 - oe el horno de Moyano hast'l la cerca de la huerta otros cliez y oche pasos, de- sus límites. jando fuera todos los álamos grandes; y por la parte baja desde la haza de don Alonso de Cabrera hasta donde se ha de hacer la zanja y cerca del convento ha de haber veinte y dos pasos, dejand,) todos los álamos grandes y pequefios; y por toda la calzada por la otra parte han de quedar otros diez y echo pasos, y en esta forma se le sefiala y dá desde luego esa parte del egido á los dichos padres Oap-.1chinos, etc., etc. Luego que por la Ciudad se nos hizo ]a gracia dE: darnos el pedazo de ejido en (al sitio de la alameda-, se comenzaron en él á abrir las zanjas y sücar los ci– mientos y paredes para el Convento que allí se hab:a determinado fabricar de nuevo; más como las obras debían de ir muy lentas, por los pocos medios de que disponían los religiosos; y, por otra parte, la ca:3a en que vivían era muy en– fermiza, el padre Guardián, que lo era entonces Fr. Antonio de Sanlúcar, hizo súplica al Sr. D. Gil de Frias Megías, Abad que era entonces de Alcalá, para que en atención á ser la casa en donde al presente eataban viviendo en la calle de la Peste muy incómoda para los re– ligiosos por su estrechura, por la inme– diación con las demás casas, y también por la hurr.edad del suelo, nos concedie- se, si gusta::>a, la ermita de San Bartn- Se aba;1do– lomé, para pasarnos á vivir en ella. A ¡'.'aªc1:'si.rune– cuya súplic:u el Gobernador, Provisor y

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