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- 70- tos ducados de renta cada año; y nues– tro bueo Contador lo acomodó de suerte Su legado. que le dió luego de contado al convento el capital, que montó cerca de siete mil ducados, y se gastaron también en la– brar el Monasterio. Mientras este se edificaba, como la ca• sa contigua á la Capilla de las Santas Patronas no tenía capacidad suficiente para contenerlos á todos, los religiosos formaron con palos y esteras una espe– cie de celdas ó tiendas de campaña, donde pasaban muchas incomodidades tanto con les ardores del verano, como con los fríos y lluvias del invierno. Vi– vían con tanta estrechéz, tanta austeri– dad y tan santamente, que el convento Adelanto ele pda~ecía una 'l'ebá,ida 1 , J'. er~ 1 un3: edspdec~e las obras. e Imán que atrma acrn s1 a pie a oe los sevillanos. Estos acudían á visitarlos admirar sus virtudes y contribuir cou sus limosnas á la edificación del monas– terio, con lo ·cual las obras del mismo, proéperaron de tal suerte, que muy en breve estuvo captiz de ser habitado por una comunidad bastante crecida. (Is. de Sev. 326 y siguientes). Al mismo tiempo que se edificaba el convento, se hacían también las tapias para cercar la huerta, que era muy grande y fertilísima; y así que todo es– tuvo terminado, se hizo una fiesta muy solemne para dedicar la nueva Iglesia á S cerc,, la 1 · · 1 J R fi El huerta. sus g ortosas titu ares usta y u na. día 17 de Marzo por la tarde se trasladó á ella el Santísimo Sacramento, y al dia

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