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- 63 - cido en Sev:1la, y prometido dejarlos llevar Benav.:Jt su Rey, escogió las per- Expedición ilc sonas de su mayor satisfacción,eclesiás- :B'ernauilo I. ticas y seeulares, para esta santE jornada. Eligió á S. A.lbito, Obispo de León, y á S. Oroofio dé Astorga, en compafiía de otros Señore;:; de su Corte, de los Guz- manes; PonCBs de León, Lasos de la Ve- ga, y expresamente les encargé le lleva- sen las reliq:iias de Santa J usb y Rufi • na, célebres Mártires de Sevilla. Fueron recibidos los mensajeros del Rey don Fernando con atención y agasajo por Be- navet; pero les dijo que él no sabía cual era el sepulcro de Santa Justa y Rufina, ni en donde 1::staba; que vieran Ei lo encon traban, y que llevasen_ el cuerpo y reli- quias que su Rey le pedfa En dsta de es- tu los Santos Obispos determinaron con sus compañ6ros ayunar tres dfas, y pe- dir fervorosumente á Dios les deparase el sepulcro •:le Snntit Justa y Rufina. Hiciéronlo mí, y en este intermedio se apareció S. Isidoro al Obispo S. Albito, y le dijo: qrn 110 era voluntad de Dios que sacaran de Sevilla los c·.ierpos de Santa Justa y su hermana; que sacaran el s.::yo y lo llevasen á León. Dudó San Albito si es.ta revelación era .-erdadera, y estando en esta duda se ,Je apareció otra vez S. faidorn, le se:ñaló sl lugnr de su sepulcro, y le dijo que en prueba de ser verdade"'.'a esta revelación, enferme- Jfallazgo ilel ría y morirÍl en Sevilla dentro del tercer Cl~erpo de Sitn J Isidoro día. G::>menza::-on á abrir el se¡:-ulcro del

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