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-- 349 - 6""":,,S;<S:-&.&.G:-&.&.&.&..:S.-.:S.-&."'--3 gro que había de que, si se publicaba ha- ber venido de Málaga contagiado, se Muerte del P. conjuraría contra nosotros la ciudad to- Diego. da; ·pero el ce101w Prelado, suplía la falta de medicinas en el modo posible, alen- tando al enfermo á qu(l se conformase con lo que el Señor dispusiese obrar en él, sobre cuyo asunto le hacia continua- mente plátic<<:ls co11 tanta dulzura y 6fica- cia de espíritu, que e.r:ardecido el cora- zón del enfermo en la hoguera del divi- no amor, que encendía en él con sus palabras, N. M. R. P. Comisario, ya sus- piraba por la posesión de la felicidad que eternamente se goza en la c-elestial Patria. Llegó nuestro enfermo con tan buenas disposicioues á cerrar el breve periódo de esta vida miserable, fal- tándole para aquelJa hora todo temporal alivio, pero gozando con la compafiía de su prelado mayor todo espiritual con- sue.o. Después que el P. Diego entregó su espíritu en manos de su Criador, tuvo N. M. R P. Comisario no poco descon– suelo al considerar que era preciso ente– rrar su cadáver en el campo, como si hubiese muerto ex-comulgado; pero no pud:endo ejecutarse otra cosa, entre él y su compafiero abrieron en la misma ha– cienda un hoyo, J después de bendecir– lo, allí lo sepultaron, haciéndose la pom– pa funeral, las oraciones y abundantes lágrimas de los d::>s supervivientes. Llá- inose el P. Fr. Diego 811 el siglo, Diego su entierro. Contador de Iilescas, y fué hijo de Gar-

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