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<lfld de Málaga se hizo lenguas para pn- . blicar el heroísmo de los Capucbinos, y Elogios del tanto el Ayunt,u:1íento como el Sr. Obis- pueblo. po, escribieron al P. Comisario y al Gu:ir- díán del Convento, cartas de gratitud y a!n banza, elogiando en ellas el heroísmo, piedad y celo con que los Capuchinos se iabían portado durante la peste. Cuando cesó e~ contagio, la comunidad de Capuchinos de Málaga, había perdí• do 3irviendo á lo.s apestados, los veinte individu<ls que siguen por el o::'den que los trae el Necrologio de la antigua Pro– vincia. P. Pedro de Antequera, predicador. Fr. Antonio de Pedrera, corista. P. Alonso de Granada, sacerdote. Fr. Alonso de Guadix, lego'. P. BernardinodeAntequera, guardián Fr Bernardinc, de Málaga, corista. P. Carlós de Málaga, sacerdote, P. Diego de S. Patricio, predicador. P. Francisco de Toledo, sacerdote. Fr. Francisco de Montefrío, lego. Fr. Jerónimo de Antequera, corista. Fr. Tiburcio de Granada, lego. P. Jacinto de Granada, sacerdote. Fr. José M. de Antequera. corista. Fr. Jacinto de Albarracín, corista, P. Miguel de Antequera, predicador. Fr. Miguel de Granada, corista. P. Pedro de Gibraltar, lector. P. J'omás de Antequera, sacerdote, y Fr. Hilarión de Granada, lego. L •d d t l' , Nuestros 20 . as VI as e es os re 1g10sos, asegura mártire~, · el P. Nicolás de Córdoba, q 1 10 estaban 44