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-- 344 - ~~:.s:-~~~:.s:-~~:._~ bir una de sus compañías á la violencia caen unos y de la peste, otra ocupaba su lugar en el van otros. hospital de los apestados, y si esta caía destrozada por el contagio, otra venfa á sustituirla, y si la tercera era barrida por el soplo cruel de la epidemia, venía la cuarta á ocupar su puesto, hasta morir todos 6 triunfar de la terrible epidemia que tenía diezmada á la ciudad. Horrible fué la lucha entre el cólera aquél, y la caridad de los Capuchinos ma– lacitanof', pero al fin triunfó ésta, aun– que le costó dejar en el campo de batalla veinte campeones decididos, que con– quistaron en aquella lucha la palma de los mártires de la caridad. Porque es de advertir, según se coliga de una carta del Sr. Obispo, que después insertaremos, que los Capuchinos no sólo asistieron á los apestados en el mencionado lazare– to, sino en todos los hospitales que hubo en la ciudad. Cuando la pesle llegó á su apogeo, y caían los hombres muertos á centenares por las calles, algunas capillas y casas de beneficencia, fué preciso convertirlas en hospitales; y mientras otros ministros del Señor, menotl animosos ó más obli– gados á mirar por su vida, huían del con– tagio y salían de Málaga, nuestros reli– giosos pedían con instancias á la junta de Sanidad, que los dejnran servir á los apestados en todos los hospitales de la ciudad y sus arrabales. " Mortandadho- F , l ,. l d t d } rríble, 1 ue tan 1er01ca a con uc a e os nuestros en aquella ocasión, que la ciu ·

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