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- 298 - aquella Ciudad, y después primado de las Espafü1s, patrono de dicho Convento de Jaén. Todo esto lo hizo á fuerza de e t 1 trabajos, á costa de su salud y á eviden- uan o a pro- . d .d d l _ . pagó. te nesgo e su v1 a, pues e os VIaJeS ejecutados en servicio de la Religión, le resultó la maerte como diremos des– pués. En medio de estos trabajos, en medio de Astas fatigas y ocupaciones tan nece– sarias, no se olvidaba este varón Vene– rable de la excelentísima virtud .de la oración, antes sí la tomaba por remedio y descanso de tantas fatigas, entregán– dose á ella tan del todo, que jaínás hubo ocupación, que le estorbase la asistencia á la oración en sus horas determinadas, antes sí, ansioso iba á ella, como quien vá á toma( descanso cuando fatigadísi– mo se halla. Conocía que la oración era sueño suavísirno para los amados de Dios, y al modo que en el suefio se repo– sa y toman vigor las fuerzas que el hombre ha perdido con el trabajo; así las fuerzm, del espíritu que ha perdido el hombre con la cuotidiana solidtud de los bullicios temporales, se reparan y fortalecen con la oración. Y así el Padre Fr. Agustín ansiaba·por éste místico sue– ño que le había de reparar las fuerzas que podía perder con las cargas de ocu- . paciones tantas, y que le había de dar el su oración. más segu.ro descanso. Todas estas virtudes las enlazaba el P. Fray Agustín con una cordial y arden– tísima de\'oción que tenía á la Sobera-

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