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292 - lAlm visitarlo, siendo Comisario General. su modero.- admitía gustosísimo los agasajos que los ción. súbditds le hacían; pero en pasando los tres días de huesped, todos los renuncia– ba, sin querür ndmitir otra cosa más que lo que era común á todos, para que con este ejemplar ni quisiesen los otros más ni se les administrase menos, dando asi ejemplo, para que todos admitiesen con humildad la caridad de sus hermanos, y fuesen cuidadose;s e11 guardar en todo la santa pobreza, virtt1d siempre amada de su humildísimo corazón. La segunda virtud que en este siorvo de Dios dió olores de mucha frngancia fué una profundísima humildad, lección que aprendió de Aquel divino maestro que dijo: Apreuded de mí, que soy man– so y humilde de corazón. At.ií fué este varón venerable de corazón humilde y manso, tanto, que con ser Padre tan gra– ve de tantas estimadísimas prendas y que había ocupado tantos puestos hono– ríficos, que por ellos podía hacer de sí alguna estimación, todo desaparecía ásus ojos, no hallando en sí otrn cosa más que miserias, pareciéndole que era el menor de tod'.)s sus hermanos; y así se portaba con ellos con tanta afabilidad, cariño y llaneia, que con los coristas, era corista y con los legos, lego, sin ha– ber alguno por pequeño que fuese, que no lo hallase en todo como si fuera su igual y compañero. Amante de esta hu- sn humildad, "ld ~ . 1 , t d m1 au, aconse.Ja,)a a o os que en sus palabras y obras, imitasen al humilde

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