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-- ~89 - en los súbditos dos efectos, n □bos aun- qt::e contrarios, utilísimos. Uno era amor Era amitdo y y temor otro. '1 1 eníar:le amor entrafiable Y temido. sus súbditoE, porque al verlo tan cari- fü:so con ellos, tan benigno y tan afable, le amabnn de corazón. No se desdefiaba de hablar familiarmente, aunque fuese có:'.l el más :pobrecito y humilde, y ásí ansiaban to::los por su presencia. Era tan ge.wral el alborozo y alegría de los reli- giosos, que cuando iba á visitar los Con- . ve::1tos, muchos días antes de llegar, se da.::>an los p;;.rabienes mios á otros, gra– tulándose todos de la venida de su prela– do. (como al despuntar el albfl, lo hacen las avecitas, gozándose de la venida del so!J, r:acido :odo del grande amorque le tenían. '1 1 emor tar11bién le tenían sus súbditos, pero era un temor filial. Ninguno se que– dó en su tier.::ipo sin castigo, cc1ando lo rnerncía; pen lo ejecutaba tan á más no poder y tan sin odio del reo, e¿ ne cono– ciendo estas tan piadosas entran.as, le quedaban agradecidos, aún cuando se veían más caatiga<los. No habfa menes– ter pa:::-a castigará uno más que el poner– se con él seri,) y grave, motivo bastante para conturbar y hac,3r desmayar al de mayores bríos, porque al verlo, que des– nuc:ándose a~:i los agrados de Padre, se había vestido las seriedades de Juez, tem– blaban todos, temiend,J aquella seriedad nor riguroso castigo, v con la e~.1mionda 1: •· • Su seriedad y del defecto p:ocuraban la seremdad <JU e dulzura. ape~ecfan. Y ,:wí lo experimentaban, por- 37

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